domingo, 30 de mayo de 2010

DATE UN HOMENAJE GASTRONÓMICO I. POCHAS CON ALMEJAS Y PIMIENTOS DEL PIQUILLO


Pasar por Pamplona y no comer unos pimientos del piquillo, es como pasar por tierras valencianas, mi tierra, y no hacerse una buena paella, pecado. Si uno quiere tomarse los que probablemente sean de los mejores de la ciudad, tiene que ir al restaurante Baserri, en el casco antiguo. Jeff, un informático de Massachusetts que hace el Camino de Santiago y yo, hemos decidido pasar hoy del bocadillo de chorizo y darnos un homenaje: tres días ya en el Camino lo merecen. Será el primero, pero no el último.




El Baserri, presume no sólo de ser mencionado en las mejores guías culinarias, sino que además, ganó el primer premio en el II certamen del Pimiento de Piquillo en Navarra, casi nada. En el menú, hay gran cantidad de platos típicos. Me decido por las pochas con almejas y guindillas, y como no, el famoso carpaccio de pimientos del piquillo.


Las pochas son una variedad de alubias blancas, muy común sobretodo en Navarra y La Rioja. Pueden comerse cuando ya están maduras (blancas) o cuando todavía están verdes; el plato lo han servido con las dos variedades. El resultado es una sopa caliente típica de la región que se puede cocinar de casi infinitas formas e ingredientes, en este caso, las guindillas dan un toque picante, y el resto, lo ponen las almejas. De lo mejor que he comido en mucho tiempo (aunque no sea mucho decir).


Los pimientos del piquillo son una variedad de pimientos producida en el pueblo de Lodosa, Navarra, preparados generalmente al horno. Los han servido en plato llano con centro de queso rayado de Ildiazábal, un toque de vinagre balsámico y especias que ni Jeff ni yo hemos conseguido identificar; sencillo y delicioso. Hemos estado tentados por repetir pero como vamos algo escasos de pasta, nos hemos tenido que conformar con pedir algo de pan para rebañar el plato. Para acabar, como no podía ser de otra forma, una cuajada con miel.


Esta mañana bromeábamos de camino a Puente de la Reina: “me pregunto que tal nos sentará volver al bocadillo de chorizo”, me pregunta Jeff. No ha hecho falta esperar mucho, y al llegar al Alto del Perdón he metido la mano en la mochila y ¿a qué no sabéis que he sacado? Así de dura es la vida del peregrino.


(foto: carpaccio de pimientos del piquillo)

ETAPA 3. DE LARRASOAÑA A PAMPLONA

[…] La etapa de hoy ha sido tranquila, nada que ver con la de los dos primeros días. Todavía intento recuperarme de la etapa de montaña de St. Jean Pied-de-Port, que me dejó las rodillas algo cascadas.


Me he levantado cuando ya casi no quedaba nadie en la habitación. Mili, Roland, Pascuala y el resto habían salido algo antes. Aún así, he ido a desayunar con Elita, una vecina del pueblo que tiene una pequeña tienda de ultramarinos en los bajos de su casa. Según me contaba, llegó a Navarra hace 30 años y lleva 12 viviendo en Larrasoaña.

Empezó con la tienda el año pasado, y a diferencia de la mayoría de albergues y algunos bares, que sólo abre durante la temporada alta de peregrinación (de marzo-mayo a septiembre-octubre), quería que su tienda estuviese abierta todo el año. “Normalmente la gente del pueblo va a hacer la compra a Pamplona, pero siempre se olvida de algo, pensé pues que una tienda con lo básico no era mala idea, además, muchos peregrinos compran aquí para llevarse al camino o cocinar en el albergue”, comenta Elita.

Este mismo invierno empezó a servir desayunos y comidas cuando el resto de restaurantes estaban cerrados. “Todo fue muy bien al principio, pero después la cosa empezó a complicarse, encontré mucha oposición entre los vecinos”. Su cara ha cambiado y muestra preocupación. “Ahora que empieza la temporada alta no sé que va a pasar, no sé si podré dar de comer a peregrinos o no”. En ese momento entran un par de clientes y me despido, el día que queda por delante es largo, y he de ponerme en marcha si quiero ver Pamplona.



[…] En el casco antiguo de la capital Navarra se celebran hoy las fiestas de barrio , donde gigantes y txikis bailaban al son de la dultzaina. Nada mejor que dejar la mochila en el que probablemente sea uno de los mejores albergues en los que he estado e ir a tomar unos pinchos con Jeff y Haki, una señora alemana de 72 años que hace el Camino de Santiago y que tumbaría a más de uno a cerveza. […]


(foto 1: Villava, a 5 Km. de Pamplona)

(foto 2: Gigantes bailando junto al ayuntamiento. Pamplona)


viernes, 28 de mayo de 2010

PUENTE DE LA RABIA


Se dice que cuando se construyó este puente sobre las aguas del río Arga, en Zubiri, fueron hallados en la roca que iba a dar soporte a la columna principal los restos de Santa Quitería, protectora de la rabia. Desde entonces, el puente posee la virtud de curar la rabia a todo el que da una vuelta al pilar central.

No sé si eso de curar la rabia en la Edad Media sería de mucha ayuda, me pregunto si no hubiese sido mejor encontrar a San Augusto (patrón de las enfermedades de los huesos) para que le echase un vistazo a mis rodillas, que después de bajar el collado de Leopoder no pasan por su mejor momento. Por si acaso, y como más vale prevenir que curar, José y yo hemos dado un par de vueltas. Según él,
"una por la rabia y otra por la rabia del gobierno francés".


(foto: puente de la rabia en Zubiri)

ETAPA 1. DE ST. JEAN PIED-DE-PORT A RONCESVALLES


Etapa dedicada a Caro, quien me dio todo su apoyo desde el comienzo y sin la que probablemente, este blog no hubiese sido lo mismo.

El inicio del día ha dado probablemente la situación más extraña de cuantas he vivido durante el viaje. En contra de todos mis pronósticos he conseguido levantarme a las 6 como tenía pensado. Un croissant y un desayuno ligero me han dado las energías para el resto mañana.
[…]

[…] El camino se bifurca nada más salir. Uno puede tomar el camino por Valcarlos (el que tomó Carlomagno y sus tropas) a la derecha o el de la izquierda, original romano y por el que cruzó Napoleón y sus tropas. Me decido por e primero, más pintoresco y transitado. Del segundo, el romano, poco de original queda, ya que discurre casi en paralelo a la carretera, haciéndose uno con ella en algunos puntos. Recomendable para bicicletas, y días en los que el tiempo ha dejado nevadas sendero carolingio, pero no para peregrinos “a pie”.[…]

[…] Los primeros 10 Km. Son infernales, no nos engañemos. La montaña apenas da una tregua y hay que esperar hasta el albergue de Orisson para que la pendiente de paso a un tramo algo más llano. Sólo es un breve descanso, el día acaba de comenzar y desde Orisson todavía hay que superar 700 m. Los gemelos me ardían sólo de pensarlo. En las praderas de los alrededores, las ovejas pastan a sus anchas donde la virgen de Biakorri parece velar por ellas. […]


[…] A partir del Km. 18, el camino deja el asfalto para pasar a un agradable pero abrupto camino de tierra entre hayedos que después se convertirá en un sendero de piedras al aproximarse al
collado de Leopoder. Algo más adelante la fuente de Roland es el ultimo sitio donde rellenar la cantimplora ya vacía y donde me he encontrado de nuevo con José al que conocí la noche anterior, un peregrino que vive medio camino entre Francia y España con un peculiar punto de vista de la vida.
[…]


[…] En el collado de Leopoder (el punto más alto de la etapa con 1410 m.) el camino se bifurca de nuevo. El de la derecha salva los 500 m. De desnivel hasta Roncesvalles rápidamente, es un pequeño “camino” sin asfaltar; según un par de ciclistas que venían de Santiago de Compostela después de haber acabado la Ruta de la Plata, un rompe-rodillas. He tomado el de la derecha, asfaltado, más largo, menos transitado pero con una pendiente más suave. Conozco de sobra a mis rodillas como para saber que el atajo no merecía la pena, esguince asegurado. La última vez que pillé un atajo para bajar una montaña acabé bajando por un auténtico despeña-perros. […]

[…] He llegado a Roncesvalles sobre las 3 h. Es un pueblecito pequeño, muy pequeño en el que según la oficina de turismo, tan sólo hay censadas 24 personas (y no todas viven allí). La sede del peregrino, donde uno tiene que sellar la credencial y coger sitio en el albergue, estaba cerrada (de 2 a 4 h) así que he aprovechado para comer con Cristóbal, un peregrino en bici de Tarragona que he conocido nada más llegar. Hemos recibido la bendición en la misa del peregrino que se celebraba a las 8 h. En la capilla del pueblo en todos los idiomas imaginables, donde un grupo de coreanos, por lo visto nada católicos, han dado la nota divertida del día cuando han recibido la comunión. […]


La etapa ha acabado mucho mejor de lo que pensaba, de sobresaliente diría yo y a pesar de que mucha gente lance pestes de ella por su dureza, con tiempo y paciencia todo es posible.

(foto 1: virgen de Biakorri)
(foto 2: la carretera de asfalto da paso a un camino entre prados)
(foto 3: en Roncesvalles con Cristóbal)

LA CREDENCIAL: ALGO MÁS QUE EL CARNE DEL PREGRINO



Olvidar la credencial es como olvidar el DNI en casa. No es delito y no habrá “controles jacobeos” para asegurarnos de que la llevamos; no, no andan por ahí los tiros. Sin embargo,
es el único documento que nos acreditará como peregrinos y que necesitaremos tanto para tener acceso los albergues del Camino como para obtener la compostelana, el único documento “oficial” que atestiguará que llegamos hasta la morada del apóstol Santiago.



Es un documento dispuesto en forma de fuelle en el que básicamente se disponen los diferentes sellos de los albergues y la fecha. Los datos personales, mapas de los Caminos de Santiago en Europa y otros datos conforman el resto del pliego, aunque existen muchas versiones de credencial expedidas por todo el mundo. Podremos sellar nuestra credencial en algunos edificios de instituciones oficiales, tales como ayuntamientos; de carácter eclesiástico como iglesias o parroquias pero sobretodo, en el albergue donde hayamos pasado la noche (la más común). Si es un albergue público, nos la sellarán obligatoriamente antes de instalarnos.

En los últimos años, movidos por lo que parece una “fiebre del sello” los cazadores de tan preciada insignia han proliferado enormemente, así como los lugares donde se pueden conseguir. Locales de carácter privado como bares o supermercados, se han unido a los oficiales en una búsqueda de nuevos clientes anunciando a bombo y platillo que disponen de ese “servicio”.
No es recomendable llenar la credencial con estos sellos ya que no sólo os llevaréis alguna que otra reprimenda de los más dogmáticos (y con motivo) sino que es posible que no os den la compostelana al final del Camino.

Podéis conseguirla en casi todos los pueblos y ciudades del Camino y en las asociaciones de amigos del Camino de Santiago repartidas por la geografía española. A partir de 2009 es obligatorio el modelo oficial para conseguir la compostelana así que nada de coleccionar sellos en una libreta: el recuerdo de la credencial bien merece la pena.


(foto: credencial del peregrino)

LA BATALLA DE RONCESVALLES. ENTRE LO HISTÓRICO Y LO MÍTICO


El Camino de Santiago es un lugar donde lo mundano y lo místico se dan la mano. Donde se forjaron numerosas leyendas, algunas como los milagros del Apóstol narradas en el Códex Calixtinus (del que hablaremos más adelante) y otras muchas escritas con los paisajes Jacobeos de fondo y reyes y emperadores como personajes principales. Una de las más famosas, en la que se mezclan historia y mito, es la del Bosque de las Lanzas.

Carlomagno, rey de los Francos y los Lombardos, se encontraba en la península para tomarla después de la sumisión que habían prometido el gobernador Sulayman de Barcelona, Abu Taur de Huesca y Husayn de Zaragoza (año 778). Sin embargo, al llegar a Zaragoza la rendición no fue tal y engañado, sitio Zaragoza. El sitiado de la ciudad no tuvo el éxito que había previsto, y entonces tomó a Husayn y a los otros notables andalusíes como prisioneros y emprendió su marcha hacia el Navarra donde fue atacado por primera vez, atacando éste Pamplona como represalia.

Fue en Roncesvalles, donde se produjo el capítulo más trágico de la retirada cuando la retaguardia de la hueste carlinga, formada por más de 20.000 hombres y a las órdenes de Roldán, sobrino de Carlomagno, cayó derrotado en el desfiladero de Valcarlos. No fueron más que unos cuantos cientos de hombres los que con piedras y armas rudimentarias arremetieron contra el numeroso ejército que se encontraba en una posición nada favorable, donde también cayó, Roldán sobrino del emperador que ha dado nombre al famoso cantar de gesta Chanson de Roland. Hasta aquí la parte histórica.



El mito cuenta que Carlomagno, que se encontraba en ese mismo instante jugando al ajedrez, escuchó por última vez el olifante entonado por su sobrino en un grito desesperado de socorro. Éste tomó a las mujeres, que vestidas de soldados, se pusieron en marcha al desfiladero. Cuando llegó, sus enemigos sintieron pánico por aquellos “hombres” de gran porte y cabellos largos y se rindieron.
Las doncellas cayeron entonces al suelo dormidas, y de sus lanzas, nacieron árboles dando lugar al actual Bosque de las Lanzas, y a una de mis leyendas Jacobeas favoritas.

Si queréis saber algo más sobre los mitos del Camino de Santiago, os recomiendo el libro de Luis Carandell, Ultreia, donde se muestra un lado muy interesante de la Ruta Francesa. Si preferís lo histórico podéis echar un ojo al Cantar de Roldán, un poema épico (menos ligero) en el que se narra la batalla que marcó al pueblo de Roncesvalles para siempre.

(foto: monumento a la batalla de Roncesvalles. Roncesvalles)

ETAPA 0. DE MADRID A ST. JEAN PIED-DE-PORT


[…] El último trayecto, lo hemos hecho por carretera. Un autobús nos esperaba a la salida de la estación de trenes de Bayona. No cabe ni un alfiler, o mejor dicho, ni un peregrino. Podían contarse con las manos las personas que iban por motivos diferentes al Camino de Santiago, el resto todo eran mochilas, palos de senderismo, botas de montaña, pero sobretodo sonrisas e ilusión. La carretera serpentea entre valles verdes y sierras con extensos pastos. Arriba encinas y robles, abajo helechos y arbustos. El cielo amenaza con lluvia, y después de media hora de camino ha dejado caer algunas gotas, desencapotándose al hacer el primer alto en el camino, donde el atardecer nos ha regalado un arco iris como no recordaba que existían. El resto del trayecto, lo he pasado durmiendo. […]

[...] St. Jean Pied-de-Port es un pueblo pequeño y coqueto. Como aldea medieval, consta de un casco antiguo y amurallado, con calles empedradas ladera arriba y bonitos edificios que nos transportan al medievo francés.
La arteria principal es la calle Citadelle donde se agolpan la mayoría de los albergues para peregrinos. Fuera de la muralla, se encuentra la “ciudad” nueva, con tiendas de moda y restaurantes donde la gente local hace una vida más mundana.

He dado una vuelta por el pueblo hasta la
sede de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago donde dan al peregrino un trato muy especial. Allí he podido recoger algo información para mañana (mapa del recorrido, mapa de relieve de todas las etapas y albergues del la Ruta Francesa), mi credencial y una vieira que ya cuelga de mi mochila. Después de intercambiar algunas palabras con los compañeros de habitación de vuelta al albergue, he ido a tomar unas cervezas con Angelo, un italiano algo loco pero con una sola cosa en mente, la etapa de mañana va a ser muy dura.

(foto: St. Jean Pied-de-Port)

martes, 25 de mayo de 2010

LLEGAR A ST. JEAN PIED-DE-PORT NO ES TAN DIFÍCIL COMO PARECE

Ya está todo arreglado. No falta nada. Hemos hecho y deshecho la mochila más de 10 veces, probado las zapatillas por todo tipo de terrenos, escudriñado cada etapa del Camino y nos conocemos donde está cada albergue, cruceiro y fuente. ¿Todo? Si sois como yo, es probable que todavía no sepáis como llegar a Jean Pied-de-Port, sencillamente disteis por hecho que alguna forma habría de hacerlo y hayáis esperado a última hora para averiguarlo.

Si bien mi Camino empieza en tierras Francesas, hay muchos que deciden no cruzar la frontera y empezar en Roncesvalles, Navarra. De esta forma se matan dos pájaros de un tiro: no sólo se ahorran un dinero (poco), sino que dejan atrás la etapa de los Pirineos, un hueso muy duro de roer si uno no está en toda la buena forma que le gustaría (1250 m. de desnivel). Esta entrada va dedicada a los primeros; a aquellos temerarios a los que eso de cruzar los Pirineos no les quita el sueño, pero dirigida tanto a los que llevan un Oizarbal dentro como a los que eso de los ochomiles, nuevemiles y “diecemiles” les suena a clase de matemáticas.

Existen tantas maneras de llegar a St. Jean Pied-de-Port como ciudades hay en el mundo y nombrarlas todas aquí no es mi intención. Bueno, ni mía ni de la de nadie en su sano juicio. Nombraré dos por ser las más habituales entre los peregrinos y fácilmente accesibles desde toda la España peninsular.

Para la primera daremos por hecho que cualquier persona es capaz de llegar a Pamplona. Desde aquí, es posible coger un autobús de la empresa Autocares Artieda hasta Roncesvalles. Una vez en la estación de Roncesvalles, habrá taxis esperando a los peregrinos que quieran llegar hasta el comienzo del camino en Francia. Está es la más común por ser la que menos quebraderos de cabeza suele dar, la más rápida y probablemente la más económica si se comparte taxi.

El segundo recorrido comienza en Hendaya (ya en Francia). Hay trenes directos desde Madrid a esta estación francesa. Desde allí, hay que coger una combinación de un tren y un autobus (con conexión en Bayona) de una duración aproximada de dos horas a St. Jean Pied-de-Port. Para más información o para comparar los billetes podéis consultar la página de Voyages-sncf (en francés). Yo he escogido está, por ser algo "más original" y menos transitada por peregrinos peninsulares.

Llegar a St Jean Pied-de-Port es cuestión de gustos. Habrá quien prefiera la comodidad y rapidez de un taxi, otros decidan coger el tren y otros tantos quieran probar suerte con el autostop. Para más información, podéis consultar la completísima página de Consumer del Camino Santiago.

(foto: andén de la estación de trenes de Hendaya)

LOS BLOGS Y YO, UN AMOR IMPOSIBLE


Hace mucho que tengo en mente el escribir un blog. Siempre me atrajo la idea de comunicar a través de este medio; conciso y breve, lo suficiente como para no llegar a aburrir, algo que me sucede a menudo con la lectura. No hay que pagar nada ni a nadie para publicar. Escribir es gratis y el soporte para hacerlo, el blog, también; uno puede escribir sus ideas, ya sean descabelladas o menos descabelladas. Eso de los blogs pintaba muy bien, si señor. Era justo lo que necesitaba: un espacio donde poder dar rienda suelta a las palabras. Sin embargo durante mucho tiempo no tuve nada para escribir o por lo menos, no supe como darle forma.

En 2004 empecé tímidamente escribiendo en mi espacio personal de msn en el que comentaba noticias que me habían parecido curiosas o con cierta controversia. Fue una buena toma de contacto y hasta conseguí que alguien, además de mi hermana y mi madre, lo leyesen. Meses más tarde el blog había desaparecido de la noche a la mañana; la falta de tiempo ocupó su lugar. Sería el primer intento, pero no el último.

A mediados de 2009 viajo a la costa oeste de EEUU, empiezo a trabajar para el Circo del Sol y un nuevo blog empieza a tomar forma. ¿Quién no ha querido alguna vez en su vida trabajar en el Circo y vivir en California? El blog parecía venderse por sí solo, pero demasiado pronto: acabé como en el cuento de la lechera. ¿La piedra con la que tropecé? el buen clima de la Baja California y un trabajo que sólo me dejaba tiempo para trabajar algo más.

De vuelta en España surge la idea del Camino de Santiago y de nuevo la de escribir (por enésima vez). No hace falta tener dos dedos de frente (con uno, vale) para darse cuenta de lo opuesto de los conceptos. Escribir durante el Camino iba a implicar cargar con el portátil, algo que como una buena amiga me dijo “no ayuda nada a la peregrinación”. Era consciente de ello, pero algo me decía que tenía que hacerlo a pesar de todos los quebraderos de cabeza que iba a crearme. Y aquí estamos, con la primera de las entradas de un blog que aunque con fecha de caducidad (Santiago de Compostela), ha despertado toda mi ilusión y ganas de mi mejor buen hacer. Espero que disfrutéis leyéndolo tanto como yo voy a disfrutar escribiéndolo.

Un saludo. Jose.


lunes, 24 de mayo de 2010

CON LA CASA A CUESTAS


Todavía recuerdo aquella andrajosa mochila que llevaba al colegio y los tropecientos mil libros que siempre había dentro. Matemáticas, física y química, dibujo... a eso había que sumarle el estuche, alguna carpeta, almuerzo de ese día (y alguno de días pasados) y si conseguía sacarla de casa, la Game boy, que por aquel entonces pesaba casi tanto como el resto. Uno llegaba con los hombros molidos.

El problema no es que fuesen mochilas grandes. A decir verdad ninguna de ellas, por muchas asignaturas que te quedasen pendientes, pasaban de los 25-30 litros (veremos más adelante que significa esto), sencillamente eran incómodas y punto. Claro que la idea no era hacerlas cómodas, con poner la imagen de Son Goku en alguna de las solapas sobraba.


Es por esto que muchas personas al ver las mochilas que venden en tiendas especializadas se echen las manos a la cabeza por sus dimensiones, algunas más de 3 veces el tamaño de las de “colegio” "¿Cómo vas a poder cargar con eso si apenas puedes con las bolsas de la compra?" Me comentaba un amigo hace un par de semanas. No hay que asustarse. Es cierto que las mochilas de senderismo y acampada pueden llegar a ser muy pesadas, pero disponen de sistemas para que el peso se reparta de mejor manera. Vayamos por partes.

A la hora de adquirir una mochila, la diferencia básica entre una y otra la va a marcar la capacidad. Ésta viene medida en volumen, aunque para ahorrarnos lo engorroso de esta medida, a los fabricantes se les ocurrió la brillante idea de utilizar litros como medida estándar. Podemos encontrar desde modelos de baja capacidad (20-30 litros) ideales para salidas de un día "con lo puesto" hasta mochilas de gran carga (más de 70 litros) para salidas de varios días o incluso meses. Una mochila de 35-40 litros debería ser suficiente para realizar el Camino de Santiago en primavera/verano y de 40-45 en invierno. Si la mochila es más grande, no llegaremos a llenarla y si lo hacemos, probablemente pese tanto que nos arrepintamos en la primera etapa.

Es fundamental que se ajuste bien la nuestra espalda. Por suerte, hoy en día la gran mayoría de las marcas las fabrican regulables y adaptables. El ajuste de la cadera debe quedar por encima de ésta y nunca sobre la cintura. Movedlo hasta que estéis cómodos y sintáis que al ajustarlo la tensión sobre el cuello se reduce de forma considerable. Ajustadla también de los hombros (1-2 correas, dependiendo de la mochila) pero que no quede demasiado ajustada, el peso principal debe de estar sobre la cadera. Debe quedar todo lo cerca posible de la espalda para evitar el balanceo y el efecto palanca. Pedid ayuda en la tienda si decidís comprar una.

Elementos como una funda para la lluvia, compartimento para el saco de dormir, apertura frontal o bolsillos laterales pueden ser de mucha ayuda a la hora de gestionar nuestro equipaje. Organizadlo mentalmente: dad uso a bolsillos, encontrad sitio para la bolsa de aseo, objetos de uso habitual, botellas de agua, etc. Tened en cuenta que al añadir más y más extras a la mochila aumenta también su peso; mucho ojo con esto ya que algunas pueden llegar a rebasar los 3 Kg. Marcas como Deuter, de la que nunca diré que es mi favorita, presumen de tenerlas específicas según el sexo, adaptando las correas delanteras e inferiores a los senos y las caderas más anchas de las mujeres.

Ojala hubiesen invertido tanto en los 90 en confort en las mochilas de colegio como hoy en día en las especializadas. No lo hicieron, y por desgracia, no puede asistir a la revolución en las mochilas a las que hace algunos años les salieron ruedas. Por aquel entonces si querías ser alguien tenías que llevar una "bandolera"; una patada en la espinilla al confort. Quien sabe cual será el siguiente paso... pero visto lo visto a mi se me ocurre uno: ¿irán nuestros hijos al Camino de Santiago con mochilas con ruedas?

LAS RUTAS DE EUROPA



Muchos nos criamos con el bulo popular de que existe un único Camino de Santiago, el Camino de Santiago “a secas”. El propio nombre en singular lo deja bien claro. Nadie nunca nos dijo los Caminos de Santiago, ¿Por qué íbamos a creer que había más de uno?


Sin embargo, con el tiempo y habiendo indagado algo más en el tema (ya no digo mucho, algo, es simplemente algo) un día nos damos cuenta de que no. Es ese día en el que un tío nuestro, uno de esos a los que nunca conocimos, llega a casa anunciado a bombo y platillo que viene de hacer el Camino del Norte. “Como si no hubiesen caminos en el norte”, pensamos nosotros. Pero no, ya que el Camino de Santiago es más bien los Caminos de Santiago: en concreto casi una docena de ellos que vertebran la geografía ibérica de norte a sur, de este a oeste.


Nos volvemos a equivocar. El Camino no son diez, ni veinte, ni tan siquiera mil. Existen tantos caminos como peregrinos ya que, aunque cada cual lo empieza donde marcan la mayoría de las guías, las peregrinaciones siempre comenzaron en casa de cada uno, independientemente de si vivía en Lugo, París o en la Cochinchina. Existen pues un gran número de rutas que recorren Europa y que a lo largo e los tiempos fueron adoptadas por más y más peregrinos como "vía principal". Éstas son las que conocemos hoy en día y a las que la historia ha dado nombre: Ruta Francesa en España, Ruta Portuguesa en Portugal o Vía Turonensis en Francia por citar algunas.


Aunque todavía haya muchos peregrinos que empiecen el Camino en sus casas, esto es cada vez más algo del pasado. Cada vez son menos los que realizan su viaje a Santiago para el perdón de sus pecados, y más los que lo toman como un acto social, deportivo o simplemente como reto personal. Eso sí, la meta continua siendo común: Santiago de Compostela.


(foto: rutas del Camino de Santiago en Europa)

MOTIVOS DEL BLOG, MOTIVOS DEL CAMINO


Cuando surgió la idea de hacer el Camino Francés, el blog vino de la mano. Nacieron como ideas complementarias con apenas un par de días de diferencia. Sin haber empezado todavía mi empresa ya tenía la necesidad de compartirla ya que si bien decidí no compartirla con nadie “físicamente hablando” en un acto casi de egoísmo y aislamiento, quería transmitir toda esa ilusión y entusiasmo a los que como yo, alguna vez quisieron hacer el peregrinaje a Santiago.


A medida que iba planeando el viaje el blog iba escribiéndose al mimo tiempo. Cuanto más me informaba, más leía, más ideas para el blog iban surgiendo y más crecía lo que en inicio fue un simple cuaderno de bitácora y el abanico de posibilidades parecía no tener fin. En un par de semanas había escrito sobre temas tan dispares como el equipamiento hasta los mitos y leyendas del Camino, pasando por anotaciones históricas, arquitectónicas y artísticas.


Mochila y a Santiago pretende ser pues, un marco social, histórico, cultural y artístico sobre el Camino Francés. Crear una imagen global para que el caminante se sumerja en él, encuentre el significado en los detalles más ínfimos y aprenda a contemplar como algo más que mero espectador las maravillas que la peregrinación nos reserva.


"Quiero que donde algunos ven una iglesia, saborean una carne ahumada o caminan bajo un grupo de árboles, el peregrino vea una basílica románica, saboree botillo del Bierzo o camine bajo un bosque de encinas, robles y castaños" (Jose Quiles)