lunes, 24 de mayo de 2010

CON LA CASA A CUESTAS


Todavía recuerdo aquella andrajosa mochila que llevaba al colegio y los tropecientos mil libros que siempre había dentro. Matemáticas, física y química, dibujo... a eso había que sumarle el estuche, alguna carpeta, almuerzo de ese día (y alguno de días pasados) y si conseguía sacarla de casa, la Game boy, que por aquel entonces pesaba casi tanto como el resto. Uno llegaba con los hombros molidos.

El problema no es que fuesen mochilas grandes. A decir verdad ninguna de ellas, por muchas asignaturas que te quedasen pendientes, pasaban de los 25-30 litros (veremos más adelante que significa esto), sencillamente eran incómodas y punto. Claro que la idea no era hacerlas cómodas, con poner la imagen de Son Goku en alguna de las solapas sobraba.


Es por esto que muchas personas al ver las mochilas que venden en tiendas especializadas se echen las manos a la cabeza por sus dimensiones, algunas más de 3 veces el tamaño de las de “colegio” "¿Cómo vas a poder cargar con eso si apenas puedes con las bolsas de la compra?" Me comentaba un amigo hace un par de semanas. No hay que asustarse. Es cierto que las mochilas de senderismo y acampada pueden llegar a ser muy pesadas, pero disponen de sistemas para que el peso se reparta de mejor manera. Vayamos por partes.

A la hora de adquirir una mochila, la diferencia básica entre una y otra la va a marcar la capacidad. Ésta viene medida en volumen, aunque para ahorrarnos lo engorroso de esta medida, a los fabricantes se les ocurrió la brillante idea de utilizar litros como medida estándar. Podemos encontrar desde modelos de baja capacidad (20-30 litros) ideales para salidas de un día "con lo puesto" hasta mochilas de gran carga (más de 70 litros) para salidas de varios días o incluso meses. Una mochila de 35-40 litros debería ser suficiente para realizar el Camino de Santiago en primavera/verano y de 40-45 en invierno. Si la mochila es más grande, no llegaremos a llenarla y si lo hacemos, probablemente pese tanto que nos arrepintamos en la primera etapa.

Es fundamental que se ajuste bien la nuestra espalda. Por suerte, hoy en día la gran mayoría de las marcas las fabrican regulables y adaptables. El ajuste de la cadera debe quedar por encima de ésta y nunca sobre la cintura. Movedlo hasta que estéis cómodos y sintáis que al ajustarlo la tensión sobre el cuello se reduce de forma considerable. Ajustadla también de los hombros (1-2 correas, dependiendo de la mochila) pero que no quede demasiado ajustada, el peso principal debe de estar sobre la cadera. Debe quedar todo lo cerca posible de la espalda para evitar el balanceo y el efecto palanca. Pedid ayuda en la tienda si decidís comprar una.

Elementos como una funda para la lluvia, compartimento para el saco de dormir, apertura frontal o bolsillos laterales pueden ser de mucha ayuda a la hora de gestionar nuestro equipaje. Organizadlo mentalmente: dad uso a bolsillos, encontrad sitio para la bolsa de aseo, objetos de uso habitual, botellas de agua, etc. Tened en cuenta que al añadir más y más extras a la mochila aumenta también su peso; mucho ojo con esto ya que algunas pueden llegar a rebasar los 3 Kg. Marcas como Deuter, de la que nunca diré que es mi favorita, presumen de tenerlas específicas según el sexo, adaptando las correas delanteras e inferiores a los senos y las caderas más anchas de las mujeres.

Ojala hubiesen invertido tanto en los 90 en confort en las mochilas de colegio como hoy en día en las especializadas. No lo hicieron, y por desgracia, no puede asistir a la revolución en las mochilas a las que hace algunos años les salieron ruedas. Por aquel entonces si querías ser alguien tenías que llevar una "bandolera"; una patada en la espinilla al confort. Quien sabe cual será el siguiente paso... pero visto lo visto a mi se me ocurre uno: ¿irán nuestros hijos al Camino de Santiago con mochilas con ruedas?

4 comentarios:

  1. Kiles!!! Mantenme informao d too eh??? disfruta de tu aventura campeon!!! y ya t llamaré mas adelante pa ver x donde vas...jajaja... un abrazo muy fuerteeeee desde lanzaroteeee.... nico

    ResponderEliminar
  2. Hola Jose!
    Soy lot.

    Dos apuntes mas:
    En teorìa para grandes trayectos nuestra mohila no debe superar el 10% de nuestro peso. Ya se que es muy poco pero es la teorìa para no salir lisiado.

    Y la otra cosa es que el cuerpo de la mujeres es diferente que los hombres! no es marketing! Ademàs de las caderas las chicas tienen senos! y las correas delanteras tienen que estar bien posicionadas para no lastimarlos.

    Yo estoy en Quebec haciendo una ruta en bici, espero volver a espanya para Julio.

    Suerte en tu camino!

    ResponderEliminar
  3. Gracias por el apunte! Hablaré algo más de la mochila en siguientes entradas. De todas formas, eso de grandes trayectos es algo relativo, no me imagino haciendo una ruta por los alpes en pleno invierno con tan poco peso. 10% es muy poco, incluso para el Camino de Santiago (donde ya está casi todo hecho y uno no lleva tienda, utensilios de cocina, etc.) yo lo dejo más tirando a un 15%. Disfruta de Quebec, y espero verte a la vuelta.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  4. Ahora sé cómo ajustar mi mochila para el Novarock - gracias Jose! ;) Disfruta mucho! Un beso enorme desde Austria

    ResponderEliminar