domingo, 13 de junio de 2010

EL CALZADO, LA MEJOR INVERSIÓN


De entre todas los elementos de la indumentaria del peregrino del s. XXI, el calzado es más importante y es que si una cosa vamos a hacer en el Camino de Santiago, es andar. Con etapas entre 25 y 35 Km. ¿Os imagináis lo que sería andarlas con un calzado inadecuado? Dejaos de zapatillas playeras y de aerobic, que aquí vamos.


La idea ha quedado clara: el calzado es fundamental, pero una vez llegamos a la tienda la cosa resulta no ser fácil, ni tan siquiera para los entendidos. Son decenas las marcas, tamaños, materiales, suelas, etc. Además, no hay una zapatilla “para todo” no existe “la mejor zapatilla” ¿Cómo escoger entonces el calzado correcto entre semejante barullo de opciones?


En el camino encontraréis de todo: peregrinos con botas, zapatillas, sandalias e incluso con bambas; pero para mi, la elección es clara: la bota más ligera que puedas encontrar de suela semi-rígida con membrana impermeable. La bota, a diferencia de la zapatilla y la sandalia, proporciona una mejor sujeción del tobillo y al ser tener la caña alta mantiene al pie mejor aislado de piedras, barro o agua. Como principales hándicaps, tenemos que suelen ser algo más pesadas y calurosas. Una suela semi-rígida hará que andar por caminos pedregosos no destroce nuestros pies y andar por asfalto o senderos adoquinados resulte confortable y sin un desgaste excesivo de la misma. La membrana impermeable (Gore-tex, SympaTex) ayudará a que en días lluviosos el agua no llegue a calar el pie; si encadenáis varios días de lluvia (algo probable) y las zapatillas os quedan mojadas por dentro, será difícil que salgáis al día siguiente con ellas secas. Si esto sucede, meted el día anterior papeles de periódico dentro de la zapatilla y cambiadlos dos o tres veces para que absorban el agua.



Antes de comprar la zapatilla, hay que probarla hasta la saciedad, utilizando un calcetín de similares características, sino el mismo, al que vamos a utilizar en el Camino. Tiene que quedar ajustada, pero no tanto como para que los dedos de los pies rocen con la puntera ya que esto podría crear heridas en los dedos y las uñas, pudiendo amoratarse y caer. Recordad siempre, que a la hora de comprar calzado de senderismo, es muy fácil equivocarse y comprar una zapatilla demasiado pequeña pero difícil comprarla demasiado grande.


(foto: en etapas muy embarradas, unas sandalias o zapatillas pueden convertirse en una auténtica pesadilla)


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