domingo, 27 de junio de 2010

ETAPA 16. DE FRÓMISTA A CARRIÓN DE LOS CONDES


Podríamos decir que Carrión de Los Condes es, comparado con la mayoría de los pueblos que uno cruza en el Camino, una ciudad en toda regla. Tiene todo el encanto de las pequeñas aldeas pero no le falta de nada: supermercados, peluquerías, biblioteca, bares, muchos bares e incluso una pequeña plaza de toros. El río Carrión lo delimita al oeste donde atraviesa un bosquecito de álamos junto al Monasterio de San Zoilo. El peregrino puede acercarse hasta allí y visitar su bonito claustro, la capilla o el museo sobre el Camino de Santiago.


[…] He llegado completamente empapado al albergue parroquial de Santa María. La hermana María Isabel me ofrece una infusión de hierbas con miel mientras me sella la credencial, me explica las normas del albergue e indica donde está cada cosa. Algo más tarde llegan Brian, Justin, Barbara y Rosa, con quienes he andado gran parte del trayecto. La cara de Brian es un poema: el poncho que había conseguido por un par de euros ha resultado ser poco más que una bolsa de basura con agujeros para los brazos y a cabeza. Al cruzar las miradas no podemos evitar echarnos a reír ante la atónita mirada del resto […]

[…] La cocina del albergue es de las mejores que he visto desde que empecé y recuerda mucho a la de una casa ordinaria; hace que me sienta con ganas de cocinar. Así que he cogido la mochila y me he pasado por el supermercado y la carnicería a ver que podía encontrar. He comprado un conejo que pienso hacer con tomate y lo necesario para hacer unas cuantas tortillas de patatas. Lo que ha empezado siendo una comida para cuatro personas, se ha convertido en comida para medio albergue y desde entonces he sido nombrado chef del Camino. Tengo que reconocer que el conejo con tomate ha quedado a la altura del de mi abuela y las tortillas, teniendo en cuenta las cutre-sartenes que he utilizado para cocinarlas, de sobresaliente […]


[…] He pasado el resto de la tarde hablando con las hermanas, sobre sus vidas, la vida en el albergue y en el convento, cantando, conversando con otros peregrinos y haciendo mis pinitos como traductor. Les he comentado que Joan, un gran amigo de la infancia llega al día siguiente para andar conmigo el Camino durante una semana. Tiene previsto llegar sobre las 14, así que me han ofrecido quedarme esa mañana como hospitalero ayudándoles a arreglar el albergue. Mi respuesta ha sido tan rotunda y contundente que creo que han llegado hasta a dudar, no sea que le coja el gustillo y decida quedarme una larga temporada.

(foto 1: claustro de San Zoilo)
(foto 2: preparando la cena)

4 comentarios:

  1. No sabía que también eras un cocinillas jaja

    Abrazos

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  2. ¿Qué pasa Jose? ¿a que se debe esta interrupción? ¿te has quedado con la comunidad de hermanas y has profesado el voto de silencio? Pues que pena, ahora que estaba enganchado a tu relato, que era uno más de los que te acompañaba virtualmente en tu camino, de los que disfrutaba con tu buena prosa, con tu relato culto, fresco y divertido. Por favor, Jose no nos dejes así de cortados. Sigue compartiendo tu experiencia, que además de divertirnos, nos servirá para aprender y seguir tus pasos el próximo año.
    Un abrazo.

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  3. ejem... ejem.... ya te vale, no?? Actualizaa!!!!!

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  4. Siento mucho el retraso. Últimamente lo de la cobertura es un bien muy escaso y los días son largos. Pero esto continúa en breve, prometido. Un abrazo.

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