domingo, 13 de junio de 2010

SANTO DOMINDO DE LA CALZADA, DONDE CANTÓ LA GALLINA DESPUÉS DE ASADA


El que de una vuelta por Santo Domingo de la Calzada, irremediablemente acabará visitando su maravillosa catedral. Pero no serán ni su ábside románico, ni sus naves góticas lo que más le llame la atención, ni la cripta ni la tumba del santo. Los peregrinos no miran hacia arriba contemplando la majestuosidad de la construcción, son una gallina y un gallo blancos los que centran todas las miradas.




Para encontrar un explicación a esta singular escena tenemos que volver a echar mano al libro de leyendas del Camino Francés. Según cuenta, un matrimonio alemán y su hijo Hugonell visitaron la aldea para venerar las reliquias del santo. En unas versiones, Hugonell fue acusado por error por la hija del posadero donde pasaron la noche por robar una copa de plata. Otras dicen que, la hija, completamente enamorada de Hugonell se la puso en su fardo después de que la rechazase.


De cualquier forma, el castigo que se imponía en aquel entonces por el robo, era la muerte, como veis, no se andaban con chiquitas. Hugonell fue ahorcado en la plaza del pueblo. Al día siguiente, antes de partir de nuevo, el matrimonio fue a ver a su hijo por última vez donde con asombro comprobaron que estaba vivo. Les explicó que había sido Santo Domingo quien lo había sostenido por los pies y había evitado su muerte.


Los padres fueron enseguida a contárselo al corregidor que en ese momento se encontraba comiendo dos pollos asados. Al comunicarle el matrimonio la nueva, este dijo “Tan vivo está vuestro hijo como los pollos que me voy a comer”. En ese mismo instante los pollos saltaron del plato y se pusieron a cantar.


Desde entonces, en Santo Domingo de la Calzada puede escucharse aquello de “Santo Domingo de la Calzada, donde cantó la gallina después de asada” y se guardan en la catedral las dos aves en memoria del milagro más famoso del Santo. Además, es posible comprar casi en cualquier lugar el dulce típico, los ahorcaditos, delicioso hojaldre con crema de almendra. Rico, rico, aunque de nombre algo macabro.


(foto: cuarto donde se guardan un pollo y una gallina en recuerdo del milagro)

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