martes, 1 de junio de 2010

EL CAMINO FRANCÉS


Si tienes pensado en hacer el Camino de Santiago por primera vez, es muy probable que, casi sin saberlo, hayas escogido la Ruta Francesa. No es casualidad ya que de entre todas, ésta es la más concurrida, la que más libros y guías ha llenado y la que más peregrinos han caminado. No es de extrañar pues que se la que mejor arreglada, señalizada y la más “peregrinizada”, esto es, para y por los peregrinos.




El camino Francés es el camino de caminos ya que como gran río, en él desembocan tarde o temprano los Caminos de Europa y muchos de los Caminos de España. Por sus transitadas arterias el arte románico se abrió paso durante el s. XI y XII en la Península, y al amparo de lo laico y lo católico decenas de pequeñas aldeas surgieron alimentadas por la bendición peregrina.


Ni que decir tiene que desde la Edad Media, también las grandes personalidades de la época dejaron su huella: Papas, abades, obispos o reyes. Durante algún tiempo se dijo que había sido el mismísimo Carlomagno quien había descubierto la tumba del apóstol, pero la realidad es que para aquel entonces el emperador ya había pasado a mejor vida y tuvo que realizar el Camino a través de una representación en su lápida (según se dice murió el mismo año en el que encontraron los restos del apóstol).


La ruta propiamente dicha, comienza St. Jean Pied-de-Port, en el País Vasco francés, aunque muchos deciden empezar en Roncesvalles saltando la primera etapa y evitando los Pirineos: una etapa que puede hacer buena mella y que hay que tomar con mucha calma. Una vez cruzado el duro collado de Leopoder, el peregrino se adentra en España por tierras Navarras y finaliza la agotadora etapa en Roncesvalles, una pequeña población de unos 30 habitantes que pasó a los anales de la historia por la famosa batalla que lleva su nombre.


Pamplona es la primera ciudad del Camino. Dejaremos por una jornada el misticismo el camino para adentrarnos en un mundo más terrenal en la capital Navarra aunque siempre impregnada con ese sabor que ha dejado la ruta en su recorrido. Cruzaremos Puente de la Reina, donde según testimonia una estatua de peregrino “aquí se juntan todos los caminos que se hacen uno hasta llegar a Santiago” y recobraremos fuerzas con un plato de bacalao al ajorriero en Estella.


Al dejar Viana uno deja también la Comunidad Foral y se adentra en La Rioja, conocida por su deliciosa comida y sus mejores vinos. Las llanuras del valle del Ebro nos regalarán tres etapas mágicas donde conoceremos algunas de las leyendas más curiosas como el de las gallinas que cantaron después de muertas.


Belorado, Castrojeriz o Astorga son algunos de los pueblos que el caminante atravesará a lo largo de tierras castellanas, donde sus llanuras darán un respiro a las piernas y las etapas serán más suaves. Burgos y León nos descubrirán a través de sus catedrales el más elaborado gótico español y en Frómista uno de los referentes del románico peninsular: La iglesia de San Martín.


La recta final a Santiago comienza en O Cebreiro, ya en tierras de meigas. Ya sólo 7 etapas restan para que el peregrino vea cumplida su meta, la de llegar a Santiago y abrazar al apóstol. Galicia es tierra de verdes pastos y bosques y famosa mundialmente por su pescado y marisco. Muchos pueblos dejaron su impronta en ella pero fueron los celtas los que marcarían su cultura y sus tradiciones. Las últimas etapas serán sin duda las más concurridas de todo el camino. La confluencia de la Ruta del Norte y la Sanabresa será uno de los motivos, pero sobretodo los peregrinos que recorren los últimos 100 Km. Para obtener la compostelana.


(foto: Imagen medieval de la Ruta Francesa)

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