jueves, 3 de junio de 2010

ENTRE PALOS Y BASTONES


El bastón, más conocido como bordón es junto a la vieira es una de los símbolos universales del peregrino jacobeo y que fue utilizado por los primeros caminantes para ayudarse en la cansada marcha a Santiago. Éste, además de apoyo, era esgrimido como arma de defensa ante animales salvajes o asaltadores.


Pocos animales salvajes o asaltadores nos encontraremos hoy en día por los caminos de la ruta Francesa. Así que casi mejor que el capítulo de “el arte de la defensa con bordón” nos lo saltemos. Mucho más práctico es el papel de bastón, de gran ayuda para sortear pasos de montaña empinados, de apoyo al descender por laderas escarpadas o sencillamente para quitar algo de carga a las rodillas. Algunos dudan de su funcionalidad, pero son pocos los que no lo echan de menos una vez en ruta y muchos los que lo agradecen . La realidad es que en una empresa tan dura como la del Camino de Santiago, que a veces se toma un poco a la ligera, cualquier ayuda es poca.




Sin embargo, el bastón tiene sus inconvenientes: el primero de ellos es su peso. Al igual que puede ser de vital ayuda en etapas largas o en terrenos abruptos, es probable que algunos lo encuentren una molestia cuando el terreno es llano o cuando uno pasea por zonas urbanas. El segundo es que, hasta ahora, la tecnología no nos ha dado bordones plegables o bordones cápsula y no resulta fácil encontrarle un hueco en la mochila.


Los bastones de senderismo (2 bastones) son una buena opción al clásico de madera. Son similares a los típicos de esquí pero con la particularidad de que son retráctiles y ajustables en altura. Ayudan a mejorar el equilibro consiguiendo un mejor balance al desplazarse sobre tres/cuatro puntos de apoyo; minimiza el riesgo lesiones al trasladar parte de la carga del tren inferior a los brazos y además mejora el rendimiento de la marcha.


Sus ventajas frente al bordón son numerosas: menor peso, mayor tracción, retráctiles y cómoda empuñadura. Los hay, como siempre, para todos los gustos y bolsillos, aunque mi recomendación es que si después del Camino van a quedar olvidados en algún armario de casa, mejor no gastes mucho en ellos. Por 30 euros puedes encontrar algo bastante decente.


Para mi, sencillamente no hay opción: proporcionan una ayuda vital y muy probablemente si no hubiese si sido por ellos no hubiese llegado tan lejos. He conocido a muchas personas que han tenido que comprarlo en ruta (Pamplona o Estella) y sin embargo a otras que no les hacen falta. Si no estás acostumbrado a andar largas distancias, deberías traer una pareja y utilizarlos incluso en zonas llanas.


No te olvides la cubierta de goma para la punta. Cuando se anda con senderos de tierra la punta metálica tiene mejor tracción, pero por asfalto, hormigón o caminos adoquinados resulta poco efectiva y muy ruidosa.

(foto: Bastones de senderismo. Si no sabes si traerlos o no, probablemente tengas que hacerlo)


3 comentarios:

  1. hey nano! el blog te está quedando de puta madre, sigue así! están muy bien todas las anécdotas y consejos que cuentas. Me parece que ya somos unos cuantos los que te seguimos, aunque sea tras el ordenador, los pasos de tu camino. A ver si realmente nos vemos cuando acabes tu aventura. Pasatelo muy bien e intenta alargar la experiencia al máximo para pasartelo aún mejor. Abrazos y ánimos.

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  2. Por cierto!!! a ver si pones más fotos tuyas para verte el jeto de cansado jejejej

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  3. Hola Raúl! Muchas gracias por seguirme. Estoy muy ilusionado con el blog y aunque tenga fecha de caducidad, creo que puede ser un bonito recuerdo y una buena ayuda para futuros peregrinos. Si quieres ver alguna foto el plena acción, pásate por mi página de facebook, allí hay unas cuantas. Un abrazo.

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